Agustín Aguerre perdió el entusiasmo para ir todos los días a recorrer su campo: no quiere ver más a sus animales sufrir o morir por los efectos de la sequía. Hace un año, con los incendios que arrasaron la provincia de Corrientes, se quemó el 80% del establecimiento rural que tiene junto a su familia en la localidad de Mariano. En 2022, con el agravamiento de la sequía, la agonía continuó y en consecuencia entre el año pasado y este se redujo 50% su hacienda.